LA CRISIS DE LA CIVILIZACION OCCIDENTAL
La crisis económica que ha dominado nuestro ámbito europeo, principalmente mediterráneo, se está resolviendo sin aplicar los principios básicos de los que afirmaba nutrirse la cultura occidental.
ha acrecentado las desigualdades sociales entre los miembros europeos del norte y del sur, ha dejado en la cuneta de los bienes de producción a un número cada vez mayor de desheredados, de los que muchos de ellos aun teniendo trabajo no logran arribar a usufructuar de los bienes sanitarios, culturales y sociales de los que gozaron sus padres y las generaciones anteriores.
La cultura occidental ha ido cambiando paulatinamente las instituciones basadas en el sector público, en la justicia y en la igualdad de todos ante la ley, por unas organizaciones que fundamentan su existencia en el altruismo y en la privacidad. Las ONG están realizando unas funciones que se deben cubrir por humanidad cuando los estados han declinado realizarlas.
El mundo occidental ha sustituido la justicia por el altruismo, el goce diario de los bienes por la incertidumbre del futuro propio y de las nuevas generaciones y la alegría del presente por la desesperanza que carece de horizonte de futuro.
La civilización occidental ha entrado en una crisis profunda que no es principalmente económica sino de fundamentos sociales y esto desde el final de la guerra fría.
Sin embargo, la sociedad europea se había ido conformando durante estos últimos veinte siglos no solo con la aceptación de los mundos grecorromanos y cristianos, sino con la depredación de las riquezas económicas y culturales de los pueblos asiáticos, americanos y, últimamente, africanos.
Cuando la cultura occidental, principalmente jurídica, se ha ido conformando autónomamente solo ha generado normas basadas en estas raíces señaladas romanas y germánicas pero no ha tenido nunca en cuenta los derechos de las personas ausentes en el espacio y en el tiempo, que ahora se han presentado ante sus fronteras.
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